lunes, 8 de mayo de 2017

ANÁLISIS Y COMENTARIO de "ANTES DEL DESAYUNO" de EUGENE O'NEILL



El título nos da una indicación temporal, hay un pequeño lapso de tiempo entre levantarse y el desayuno. El drama de los personajes se va a desarrollar durante ese poco tiempo.

Toda esta primera parte constituye una acotación escénica. En esa acotación escénica que hace el dramaturgo nos enteramos como es el lugar.

Va a suceder un hecho trágico en un pequeño tiempo y en una pequeña habitación. Nos da otra ubicación geográfica de donde exactamente se encuentra la casa: en la calle Christopher en Nueva York. El dramaturgo al describir el lugar menciona la palabra foro que es el fondo del escenario. En esa descripción nos enteramos que el lugar sirve como cocina y comedor. La obra se realiza a telón abierto para que el espectador descubra poco a poco los detalles de la situación económica de la familia, antes de que entren los personajes.

La familia es humilde, la casa consta de tres habitaciones, una cocina que a la vez sirve de comedor y un dormitorio. Un detalle importante son las ventanas que dan sobre una escalera de emergencia. Esto nos sugiere que la casa está en un ambiente cerrado y oscuro. "Las plantas agonizan en el abandono", esto nos da la idea de que en el ambiente hay tristeza, falta de vida, descuido e indirectamente la agonía de las plantas nos sugiere también la agonía de los personajes. Al mencionar las dos sillas nos damos cuenta que en esa casa viven solamente dos personas. La ropa en la cuerda nos da la idea de desorden, descuido y falta de espacio. Ese desorden en la habitación nos sugiere también un desorden en la vida de los personajes. La puerta del foro va a cobrar importancia en toda la obra, esa puerta va a significar un límite, va a permanecer entreabierta durante todo el desarrollo de la obra. Esa puerta va a constituir un límite infranqueable a causa del sentimiento de fracaso y desilusión entre los personajes, eso no va a permitir el pasaje de un lado a otro.

En el segundo párrafo el dramaturgo nos da una ubicación temporal precisa cuando habla del tiempo: "son aproximadamente las ocho y media de la mañana de un día hermoso y lleno de sol, a comienzos del otoño" hay una cierta relación con el título. También hay un contraste entre el exterior con el interior de la casa. El tiempo no influye pues dentro de la casa hay un ambiente de tristeza, falta de vida, humedad, donde se va a desarrollar una tragedia, ni aún la alegría del día impide que se lleve a cabo la tragedia.

Luego el dramaturgo nos describe al personaje femenino, hay un pormenorizado retrato de la señora Rowland. A través de los detalles físicos de la señora Rowland el dramaturgo trata de mostrar que recién se ha levantado, el aspecto de su cabello es sucio y aparentemente tiene el pelo largo. Su estatura es mediana, es un poco gorda y aparece nuevamente la idea de desproligidad y descuido al ponerse un vestido que le acentúa cada vez más la gordura. Su rostro es impersonal y lo único que resalta son los ojos azules. Notamos que el personaje es infeliz, está atormentada, pero el dramaturgo exagera en los detalles de los personajes. Nos dice que tiene más de veinte años y parece mucho mayor. Hay un desajuste entre la edad y la apariencia. El hecho de decir que su boca es débil y rencorosa nos anticipa que el personaje es rencoroso, anticipa el discurso de dicho personaje. El dramaturgo utiliza un recurso de estilo llamado sinécdoque (que toma una parte como un todo), para demostrar que la rencorosa es la señora Rowland y no solo su boca.

En el tercer párrafo el dramaturgo describe los movimientos de la señora Rowland que están relacionados con su personalidad, esos movimientos adelantan el carácter del personaje. La señora Rowland trata de descargar todo su malhumor en el delantal y deja escapar una imprecación que va dirigida al delantal y a su propia vida. Recién se levanta y parece estar muy cansada, luego demuestra una reacción como que le doliera la cabeza al ponerse la mano sobre la misma, pero en realidad está pensando. El dramaturgo se detiene en la forma de mirar de la señora Rowland.

De pronto su rostro se ilumina como si recordara algo al mirar el armario de los platos, pero luego cambia su mirada al mirar penetrantemente a la puerta del dormitorio, para saber lo que está sucediendo, escucha atentamente a ver si su marido se está levantando y mira a ver si se asoma a la puerta, o sea que pone sus sentidos de alerta. Todo esto indica como son los personajes y como se desarrolla la obra.

Durante el desarrollo de la obra las acotaciones escénicas se vuelven menores dando lugar a los monólogos, a pesar de que no es exactamente un monólogo sino que es un diálogo atípico porque no recibe respuestas verbales y elíptico porque no existe la respuesta pero el personaje sí está presente. Desde el punto de vista técnico es un monólogo técnico pero desde el punto de vista real es un monólogo elíptico porque sabemos que la señora Rowland no está sola sino que a pesar de no recibir respuesta, hay otra persona.

Esa puerta es una frontera infranqueable porque ni la señora Rowland entra al cuarto ni Alfredo sale del mismo. Esa puerta también incentiva al espectador a que se concentre mirando la puerta por la curiosidad de lo que hay detrás de ella. El dramaturgo no describe nada de lo que hay detrás de la puerta, o sea, que describe solamente un escenario. Esto nos obliga a que participemos con nuestra imaginación para saber lo que hay más allá de ella. Tampoco nos menciona nada acerca de cómo es Alfredo. Lo que nosotros imaginamos es más importante de lo que diga o haga la señora Rowland.

Notamos que la señora Rowland llama varias veces a Alfredo con la voz suficientemente baja para que si está durmiendo que no se despierte y suficientemente alta para que si está despierto que la oiga y le responda, tiene de cierta manera que graduar su voz. La señora Rowland utiliza una función del lenguaje llamada apelativa al llamar a Alfredo, pero mas que una apelación es una seudo apelación porque ella espera una respuesta a beneficio mismo, busca una impunidad para actuar. Ella tiene desconfianza de que el marido esté fingiendo que está dormido, lo cree un farsante capaz de engañar. Pero al no obtener respuesta se siente más segura. Los movimientos son lentos y cautelosos porque en este momento le conviene ser cautelosa. Atrás de los platos esconde una botella de ginebra, lo que insinúa es que el marido no sabe que ella esconde esa botella, al sacarla del armario sin querer mueve el plato de arriba, con el movimiento del plato por un momento se siente culpable porque sabe que está haciendo algo indebido y por otro lado se enoja, mostrando su sentimiento de agresión hacia el otro pero por su propia culpa. Luego vuelve a llamar a Alfredo con una voz trémula.

Antes de tomar, espera algunos minutos la respuesta de Alfredo, al no oír nada, decide tomar. El dramaturgo detalladamente dice que se sirve una buena cantidad, lo que quiere decir que tomó bastante y rápido para que si el marido se despertara que no la viera. Al tomar, parece que el alcohol le reanima con el fin de reprochar y descargar todo su rencor hacia Alfredo. Al observar la sonrisa dura y negativa nos damos cuenta de que está planeando algo y que no es nada bueno. A través de los parlamentos de la señora Rowland se va revelando como persona. Su mirada anticipa sus acciones, al mirar el chaleco, nos damos cuenta que tiene la intención de revisar los bolsillos del saco y del chaleco; saca todos los objetos de los bolsillos y los vuelve a poner, hasta que en el bolsillo interior del chaleco encuentra una carta, y leyendo atentamente dice: "lo sabía", lo que nos sugiere que ya desconfiaba de algo.

Al encontrar la carta, la abre y la lee; la primera expresión revela odio e ira, pero a medida que avanza en la lectura notamos que trata de pensar en una venganza, al fin queda satisfecha porque la carta va ser el motivo de su venganza. Luego coloca la carta nuevamente en el bolsillo del chaleco como si nada hubiese sucedido.

Ahora el llamado de la señora Rowland es de voz sonora y chillona porque su intención en ese momento es de despertar a Alfredo luego de hacer lo que quería. El bostezo que se oye desde el cuarto es una respuesta al llamado de la señora Rowland, ese gemido muestra por parte de Alfredo poca voluntad de levantarse, esa expresión es como si él supiera que la mujer lo llama para ser partícipe de su malhumor. Ese despertar es doloroso para Alfredo porque él sabe que tiene que enfrentarse con la vida y aguantar los reproches y el malhumor de su esposa. A través de las preguntas de la señora Rowland, ella quiere destacar que el marido es haragán, comienzan los sarcásticos, las ironías y nos demuestra la personalidad o el carácter de Alfredo. Luego destaca otro defecto de Alfredo, empeñar cosas, ella superlativisa el hecho para destacar que ese hecho es constante. El reloj que Alfredo ha empeñado era lo último de valor que le restaba. Empeñar es un verbo polisémico, el cual tiene dos significados, para Alfredo empeñar es esforzarse, a pesar del empeño que él hace por vender sus cuentos pero no ha logrado éxito, pero para la señora Rowland empeñar es cambiar una cosa por otra. La señora Rowland se irrita al no recibir respuesta ninguna de Alfredo. Otro defecto que destaca de Alfredo es que es desordenado, tampoco colabora en las tareas de la casa, es ella la que hace todo. Ella menciona el problema del alquiler, que si no lo pagan probablemente serán desalojados. Ella deja claro que quien tiene que resolver el problema es Alfredo y le dice "…a menos que consigas dinero en alguna parte…", lo que quiere decir que no lo va a buscar en el trabajo. Destaca también las diferencias entre los dos, ella pasa trabajando mientras que Alfredo y sus amigos son unos inútiles y Alfredo pasa haciéndose el galán en vez de trabajar. Hay un choque de caracteres: ella representa a la mujer práctica y materialista mientras que Alfredo representa al poeta, el artista y al hombre que vive de sueños.

Ella no le da ningún incentivo pues afirma que los poemas que él escribe son estúpidos y que nadie los quiere comprar, pone agua abajo todos los sueños de Alfredo, éste es el típico caso del poeta incomprendido.

La señora Rowland sigue insistiendo en que Alfredo tiene que conseguir dinero para pagar el alquiler y le da tres opciones: pedir, robar o mendigar, pero de antemano sabe que ninguna de esas tres opciones le va a servir a Alfredo. Mendigar no puede porque es demasiado orgulloso. Sin querer ella destaca una cualidad de Alfredo, él es honrado y no se anima a robar pero ella toma eso como si fuera un defecto y al mismo tiempo se condena pues a ella no le importa a través de que medios Alfredo consiga el dinero, lo que le interesa es que lo consiga y nada más.

La señora Rowland realiza movimientos pendulares al alejarse y acercarse a la puerta del dormitorio. Luego nos da a entender que Alfredo siempre finge dormir para que ella deje de hablar, pues él está cansado de sus palabras. Nos enteramos lo que sucede en la alcoba a través de las palabras de la señora Rowland y nos damos cuenta que Alfredo está furioso por su manera de mirar. La señora Rowland utiliza un tono sarcástico al hablar y le insinúa que ya descubrió lo de la carta. Al decir "querido" emite una ironía, le dice que falta algo por decir.

Ahora el tema es el desayuno, ese tema le sirve a la señora Rowland de pretexto para hablar de otras cosas. Luego destaca otro defecto de Alfredo, es alcohólico pero se olvida que ella también toma. Destaca también que él es violento, no queda claro pero se supone que sí. Para ella el alcoholismo de Alfredo es un defecto pero sin embargo para ella el alcoholismo le sirve para aliviarse de sus problemas.

El tema del desayuno continúa, describe detalladamente lo que tiene para comer: hay pan, manteca y café.

Ella reclama pues el pan está duro y ella dice que él no merece nada mejor que eso, pero ella dice que no merece pasar por esa situación. Cuando Alfredo se acerca a la alcoba nos damos cuenta que recién se ha levantado.

Ahora ella critica el aspecto físico de Alfredo, ella dice que él está con la barba larga y le exige que se afeite. Sin saberlo ella pone en las manos de Alfredo el arma mortal: la navaja.

Luego aparece por primera y única vez el aspecto físico de Alfredo: una mano sensible de finos dedos, estas son características de alguien que no trabaja. Se destaca que le tiembla la mano y que el agua se derrama en el piso, ese puede ser un síntoma del alcoholismo.

La señora Rowland hace un pronóstico, que él es un serio candidato al delirium tremens. Ella critica que él está exagerando en la bebida. Pone de manifiesto otro vicio de Alfredo: al fumar no solo se perjudica él, sino que ella también pues ese vicio la hace trabajar más, tiene que barrer y limpiar toda la casa sola. La señora Rowland hace el esquema de la señora perfecta y dedicada que se preocupa por la casa y por el marido.

Otros de los excesos en la adjetivación de O’Neill es el adjetivo "malignamente" el cual está mal expresado. El primer sonido con connotación trágica es el rumor de la navaja que afila, pero todavía ni la señora Rowland ni el espectador pueden saber lo que está pensando en hacer Alfredo.

En el largo parlamento de la señora Rowland se utiliza la técnica del flash back, que son pantallazos del pasado de la familia de ambos personajes. Aprovecha este momento para volver a insistir que es ella la que trabaja y que él es un haragán, manifiesta también la necesidad de conseguir dinero para pagar el alquiler y afirma que ni siquiera la familia de Alfredo los ayudan pues ya están hartos de él. La señora Rowland utiliza un argumento para no irse de casa, pues es demasiado orgullosa, hasta en esto ella protege de cierta manera la imagen que los demás tengan de Alfredo.

Nos enteramos que Alfredo es hijo único y al hablar de él la señora Rowland lo hace con ironía pues dice que él era un egresado de Harvard, un poeta, debía ser un hombre digno, como aparenta ante la sociedad, ella dice que él aparenta algo que no es. Ella se cuestiona sobre la causa del fracaso de su matrimonio, se hace una retórica aunque ella sabe la respuesta. Se plantea el tema de un embarazo no deseado, a causa de eso, vino un casamiento fracasado siendo que según ella el culpable de que ella se quedara embarazada fue Alfredo. Queda claro que la familia de Alfredo no era tan honrada como parecía, el padre de Alfredo quiso sobornar a la señora Rowland para que no se casara con él o para que abortara. La señora Rowland deja claras las diferencias socioeconómicas y culturales que existían entre ellos, ante la sociedad ella era la hija de un humilde almacenero y él hijo del gran millonario Rowland.

Tenían muchos motivos para desentenderse, como consecuencia de esto surgió un casamiento frustrado. Además, a pesar de todo ella perdió su hijo el cual era el motivo de su casamiento. En cierto momento ella preferiría que su hijo hubiera muerto, no por rechazarlo sino a causa del padre que tenía.

Cuando toca el tema del casamiento fracasado y de una maternidad frustrada, ella aprovecha para plantear el tema de la carta, es el momento oportuno para tomar venganza y al mismo tiempo nosotros vamos teniendo idea de lo que decía esa carta. Descubrimos el contenido de la carta y el remitente: una tal Elena que también está embarazada pero ésta no tiene esperanzas de casarse con Alfredo, pues él está casado y la señora Rowland deja claro que no le dará el divorcio. Ahora descubrimos lo que la dejó satisfecha al terminar de leer la carta: la otra también está embarazada pero en peores condiciones que ella. La señora Rowland vuelve a asomarse a la puerta del dormitorio para ver la reacción de Alfredo.

Por segunda vez ella le pide a Alfredo que no la mire así, siente que tiene el comando de la situación y se plantea el tema de la invasión de privacidad, pues en tema legal lo que ella hizo no es debido. Hacía tiempo que la señora Rowland desconfiaba que Alfredo la engañaba, ahora lo comprobó a través de la carta. Ella se siente superior a Elena pues ella es la esposa y Elena es la amante.

Luego de decir todo lo que quería, la señora Rowland solo espera la reacción de Alfredo, aunque Alfredo no dice nada y al no recibir respuesta se enoja mas hasta llegar al punto de que comience a dolerle la cabeza y toma eso como pretexto: dice que aún mismo enferma va a trabajar y le dice a Alfredo que si realmente fuera hombre no la dejaría ir a trabajar enferma. Ella nos da a entender que Alfredo no la deja tomar, vuelve el tema de que para él la bebida es un vicio y para ella es un estimulante. Aparece el segundo sonido con connotación trágica: una aguda exclamación de dolor. Alfredo se ha cortado y exclama a causa del dolor, ese corte fue espontáneo.

Este grito de dolor de Alfredo la llena de satisfacción pues fue ella quien le sugirió que se afeitara y lo hizo por gusto, por eso le da satisfacción, ella ya sabía que él se cortaría. Según ella esto es un síntoma del alcoholismo. Por tercera vez ella se asoma a la habitación, notamos que en el desarrollo de la obra el dramaturgo nunca dice que ella entra en la habitación.

La señora Rowland y nosotros comprobamos que Alfredo se ha cortado y ella nota que él está pálido. Ella se hace preguntas retóricas de las cuales no hay respuesta. La señora Rowland menciona que Alfredo se mira fijamente en el espejo, como si lo que viera en el espejo fuera la imagen de un hombre fracasado. En toda su vida no ha logrado nada, ni siquiera logró mantener su matrimonio. La sangre que Alfredo ve en su cara puede darle la idea de suicidio. Ella menciona la palabra "horrible" y lo dice por la sangre que ve, pero realmente lo que es horrible es lo que pasa por la mente de Alfredo, pero ella está tan obsesionada por la venganza que no se da cuenta de lo que puede pasar por la mente de él. La señora Rowland por tercera vez dice la misma frase: "¿Por qué me miras así?", eso quiere decir que Alfredo la mira con una mirada fría. Ella menciona nuevamente lo de la carta, piensa que él estaba enojado, y se muestra como su dueña, al decir que ella tenía derecho de leer la carta pues es su esposa. Ella habla de un modo despectivo al mencionar a Elena, se pregunta quién es esa Elena, aunque no le importa lo que hace Elena sino lo que le importa es que Alfredo la está engañando. Se hace una pregunta retórica al preguntar si Elena es joven y linda, esa es una pregunta obvia y dice que si Elena se queda con Alfredo va a tener la misma suerte que ella.

Ella insiste en que tiene que salir, está desesperada por recibir una respuesta de Alfredo por eso habla de tantos temas al mismo tiempo. La señora Rowland le dice a Alfredo "…una de estas mañanas te harás un buen tajo…", si Alfredo no tuviera la idea de suicidio, esta sería una sugerencia.

Habla de varios temas para ver si recibe alguna respuesta, habla del trabajo y no recibe respuesta, luego vuelve a hablar de Elena, porque es el tema que más le interesa a Alfredo en este momento, pero no recibe ninguna respuesta. En ella hay sentimientos contradictorios. Según la señora Rowland, Elena solo tiene dos opciones, hacerse el aborto o ser madre soltera.

Lo que la hace despreciar a Elena es que ella sabía que él era casado y así mismo tuvo una relación con Alfredo. El concepto que la señora Rowland tiene de Elena es que es una vulgar trotacalles.

La señora Rowland deja claro que no le dará el divorcio a Alfredo. La venganza de la señora Rowland hacia Elena y el niño, siendo que el niño es el único inocente en la historia, también la perjudica a ella, pues ella piensa que va a quedar satisfecha viendo a Elena y Alfredo sufrir, pero al mismo tiempo la que sufre es ella.

Aparece el tercer sonido con connotación trágica pero con una diferencia: es un sofocado gemido, este sería más trágico que los anteriores porque el personaje reprime el sonido. Este es el momento de mayor tensión en la obra.

Aun está la expectativa porque la señora Rowland no se interesa por saber lo que está sucediendo. El personaje de la señora Rowland está pasando por una ceguera trágica porque ella no percibe lo que es evidente para los demás. La señora Rowland habla con ironía al decir: "…no soportaré por más tiempo tu haraganería…", pero quien no soportó más toda esta situación fue Alfredo. Aparece el cuarto sonido con connotación trágica. La señora Rowland oye gotear algo y ella supone que sea agua, pero el espectador sabe que lo que gotea es sangre y no agua. Recién ahora la señora Rowland desconfía que puede estar sucediendo algo y le pregunta "¡Alfredo! ¿Por qué no me contestas?", siendo que Alfredo nunca le contestó porque no quería a pesar de que tenía condiciones de hacerlo, pero ahora se entiende que no le contesta porque no puede.

Aparece el último sonido trágico: se oye caer una silla y algo que se desploma.

La señora Rowland se resiste a creer en lo que está sucediendo, pero sigue pensando que eso es una consecuencia del alcohol. Notamos que en ningún momento la señora Rowland entra en el dormitorio, ni mismo en este momento trágico, observa lo que está sucediendo desde la puerta, pero no entra.

Vemos otros de los temas: el "suicidio", lo que sería para algunos la única solución para escapar de los problemas.

5 comentarios:

  1. Me parece interesante el comentario de texto sobre la obra, pero quisiera saber quién lo realiza, ya que si alguien quiere citarlo, debería poder darle el crédito que corresponde quien realizó el análisis.
    Saludos.

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  2. Me gustó, es un comentario muy bien elaborado, dicha obra habla mucho de lo que pasa en la sociedad actual.

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  3. Excelente! el análisis, motiva a leer la obra completa. Muchas gracias.

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