Género dramático.
Surge en Grecia hacia el Siglo 5 A.C. Proviene del griego “drama” que significa
acción. Las obras dramáticas son escritas por dramaturgos para ser
representadas en escena.
Las
obras teatrales del siglo 20 fueron afectadas por la influencia histórica
cultural que afectaron a la literatura de vanguardia y a la narrativa
contemporánea.
Al
abandonarse las concepciones realistas por el quiebre con el concepto de
mimesis, formas experimentales también prosperaron en el drama, así el escenario
se transformó en un espacio de exploración de nuevas formas de expresión.
Sus
grandes innovadores fueron europeos y estadounidenses.
Varios
ismos presentaron propuestas dramáticas, pero fue el surrealismo que realizó
los aportes fundamentales como la valoración de la imagen irracional, lo
onírico, el humor negro y absurdo, entre otros.
Según
su característica expresiva distintiva sus formas se denominaron: teatro
realista, poético, expresionista, del grotesto, del absurdo.
Teatro de Tesis
Surge
como reacción a las exageraciones del
teatro romántico, proceso en el que cambia definitivamente el teatro
europeo del siglo 20. Uno de sus puntales fue Ibsen, que pasa de escribir obras de estilo romántico a realistas,
donde plantea problemas de su época, y de siempre, como la mentira, la
inseguridad, la corrupción, el ámbito público y familiar, la religión y la
autorrealización femenina, entre otros.
Ibsen consideró al teatro una forma de propaganda
moral, su teatro se denominó de tesis ya que a través de los diálogos los
personajes explicita su idiología.
Presenta
situaciones familiares cotidianas con el acento en los problemas íntimos de la
conducta.
Sus
personajes discuten sobre problema comunes de la vida, logrando que el público
se identifique con lo representado en escena, haciendo que lo cotidiano y
ordinario también sea de interés del público.
Desparecen
convenciones teatrales como por ejemplo el final feliz o estereotipos como el
bueno o el malo.
Los
parlamentos exponen el pensamiento y el estado de ánimo de los personajes,
detrás de las palabras.
Al
igual que el teatro griego presenta en una mínima unidad de tiempo y lugar,
vidas enteras, historias de años.
Teatro realista
Surge
en Europa por 1870 y se desarrolla hasta 1920 aproximadamente, llegando, con
variantes, a la actualidad. Sus obras
plantean de forma realista y con caracteres líricos (emoción, sentimientos y
subjetividad) las vicisitudes de la sociedad de
los últimos años del régimen zarista en Rusia.
Uno de
sus máximos dramaturgos fue Stanislavski,
que apostó por una puesta en escena realista y la interpretación de los actores
al servicio del personaje y no de los intérpretes.
Teatro poético
Entre
1900 y 1940 surge como reacción a la limitaciones del teatro realista el teatro
poético, con textos escritos cuidadosamente, muchas veces en verso, con rasgos
líricos y simbólicos, donde se buscaba sugerir más que mostrar, para lograr una
atmósfera poética más que la realidad o la verdad absoluta.
Su
autor de habla española más conocido fue Federico
García Lorca.
Teatro expresionista
Nace
hacia 1912 en Alemania a partir de la vanguardia expresionista. Sus obras son
pesimistas y sombrías, presentaron una realidad deformada por la visión emotiva
del artista y la angustia que generaba el mundo de pre-guerra, guerra y
posguerra. Kaiser fue uno de sus
grandes dramaturgos.
Teatro en el teatro
Pirandello,
italiano, hacia 1921, crea la innovación de mostrar en una obra el mecanismo
interior del teatro, logrando que el hecho del teatro, se convierta en el tema
de la obra.
La obra
“6 personajes en busca de un autor” propone dos planos, el de la ficción,
integrado por los personajes que llegan al teatro a sustituir a los actores y
representar por sí mismo su obra, y el de la realidad (que es una ficción
también) integrado por el Director que está ensayando la obra.
TEATRO DEL ABSURDO
El
término hace referencia a lo irracional, ilógico, contradictorio o incoherente.
El concepto surge de la confrontación del ser humano con el mundo, el sentido de
la existencia en un mundo que no ofrece razones a la razón humana.
En el
siglo 20, el teatro del absurdo fue el más dispuesto a quebrar con la tradición
escénica.
Años
después de finalizada la 2da Guerra Mundial, y todos sus horrores, un grupo de
escritores no vinculados entre sí crearon obras audaces y revulsivas que la
critica denominó del absurdo.
Este
teatro surge del pesimismo ante las experiencias atroces ocurridas en Europa.
La razón lógica que instrumentó los campos de concentración y exterminio dejó
en claro que el humano no es consciente de lo hace y el absurdo se transformó
en un instrumento para denunciarlo.
Los
personajes son instrumentos para que el espectador vea sus propias miserias,
buscando remover los esquemas del espectador, perturbarlo, irritarlo,
exasperarlo.
El
teatro del absurdo plantea situaciones sin sentido, usando un humor
disparatado, un tono tragicómico, con un libre manejo del lenguaje en el plano
social y moral, lo que lo ubicó como la propuesta teatral más innovadora del siglo
20.
Sus
personajes son seres que parlotean, con un lenguaje incoherente y vacío,
gesticulan, pero no actúan, deambulan sin esperanza con un carácter irrisorio.
Este
teatro surgió con el estreno de La Cantante Calva de Ionesco.
TEATRO
NORTEAMERICANO
Teatro
rico, vigoroso y variado creado por dramaturgos talentosos. Tres hechos
contribuyeron a la aparición de este teatro: el premio pulizter en 1911,
estimulo para los dramaturgos, la aparición en 1917 de la figura de Eugenio
O’neill gigante del teatro contemporáneo, y la formación en 1928 de un teatro
de arte, fuera del ámbito comercial, en Nueva York.
TEATRO DE O’NEILL
Este
dramaturgo norteamericano fue fundador y primer dramaturgo del teatro
norteamericano. Se hizo famoso en la década de 1920 como innovador de la escena
contemporánea y fue premio nobel de literatura en 1936.
El
fondo de sus obras es autobiográfico, escribió sobre sus experiencias, ideas y
sentimientos. La crítica social trascendió su obra elevándose a nivel de lo
humano universal.
O’neill
planteaba que la verdad está en lo profundo y nos llega a través de las
emociones, lo que lo colocó en conflicto con las creencias dominantes del mundo
moderno occidental, como el pragmatismo y la filosofía científica que da
importancia fundamental a pensamientos y acciones. Para O’neill explorar las
emociones profundas humanas y su transformación, el contrapunto de la
personalidad, fue una preocupación de toda su vida.
Sus
obras se concentran en la emoción y excluyen a la acción por lo que su teatro
recibió rechazo y críticas negativas.
Las
obras presentan la imposibilidad de comunicación y como se crean mecanismos de
defensa del yo para protegerse del mundo hostil.
Sus
personajes viven en compartimentos estancos, intercambian pocas palabras, los
demás son solo compañeros de camino de los cuales puede conocerse solo el
nombre, rostro, voz o gestos.
Las
obras de O’neill señalan el deber de conocerse a sí mismo. Explora en la
personalidad desintegrada y muestra la ambivalencia y el antagonismo intimo de
personajes que se mueven en un mundo con realidad contradictoria carente de
lógica y orden.
La
belleza queda expulsada de sus obras, para expresar así mejor la verdad, por lo
que la muerte y el alcoholismo están siempre presentes.
Al
apelar a la imaginación del espectador en forma constante, su realismo se
conoce como realismo mágico (nada tiene que ver con el realismo mágico de la
literatura latinoamericana del siglo 20).
Para
recrear mejor la realidad introduce variantes en temas, situaciones, personajes
y estilo. La gran tragedia de su tiempo es la que padece el individuo, y ahí
toma partido por el desgraciado aislado y agredido por una sociedad que lo acorrala y frustra.
Sus
extensas acotaciones escénicas, la profusión de imágenes, anticipaciones,
adjetivos que actúan como indicios de caracteres etopéyicos de sus personajes
hacen de sus obras un realismo poético, que sean literatura en el teatro.
El
antihéroe de la obra dramática de O’neill lucha y sufre su inevitable derrota,
pero no contra un enemigo externo ni físico, sino que lucha sicológicamente
contra su enemigo interno. Sufre de Ate, de parálisis de voluntad, por lo que
aceptan todo lo de sus vidas no revelándose contra aquello que nos les permite
realizarse.
Abandonó
el mayor convencionalismo teatral, la extensión de la obra, paso de los por lo
menos 4 actos con dos o tres horas de representación a obras que insumen el
tiempo auténtico del tema.
Presenta
con cuidado indicaciones para todos los que intervienen en la obra, director,
actores, escenógrafos, iluminadores y otros técnicos. El lenguaje es claro,
sobrio, popular, incluso apuesta por un tipo de “lunfardo” para dar
naturalidad, autenticidad y expresividad a sus obras.
muy buenos apuntes
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